El cura Raúl Anatoly Sidders, procesado por el presunto abuso sexual a una joven en una escuela de La Plata, deberá llevar su defensa a la instancia de debate oral. El juez de Garantías Agustín Crispo hizo lugar al pedido de la fiscalía ye elevó el expediente para su debate público. La medida no está firme ya que la defensa, a cargo del letrado Marcelo Peña, tiene plazo para apelar la resolución y llevar su planteo de absolución ante la Cámara Penal de La Plata.

Sidders está procesado por “abuso sexual gravemente ultrajante por su duración en el tiempo y circunstancias de su realización doblemente calificado por resultar un grave daño en la salud mental de la víctima y por ser el autor ministro de un culto religioso, en concurso real con corrupción de menores calificada por ser la víctima menor de trece años”.

El fiscal Álvaro Garganta dio por acreditado que los abusos se cometieron entre los años 2004 a 2008, hechos que provocaron “un grave daño en la salud mental” de la menor de edad que concurría al colegio San Vicente de Paul.

En su declaración indagatoria, Sidders aseveró que “no conoce” a la víctima, negó todos los cargos y pidió una pericia de salud mental para ella.

Según se desprende del expediente, el cura abusó de la denunciante que hoy tiene 27 años. Al día siguiente de la presentación judicial el obispado de Iguazú defendió a Sidders y dijo que la denuncia se basa en «fake news«, es decir, una falsa noticia. En esa misma jornada la curia platense emitió un comunicado dirigido a los fieles de la comunidad arquidiocesana y el arzobispo Víctor Manuel Fernández pidió que Sidders no tenga contacto con menores mientras es investigado.

El sacerdote, de 60 años de edad, eb su indagatoria expresó que tiene problemas de salud y sufrió dos infartos, por los que le colocaron un stent coronario; tiene una enfermedad permanente en el esófago, que no le permite a su organismo absorber la vitamina B-12, lo que le trae aparejado problemas cognitivos si no recibe la medicación adecuada. Además señaló que es «hipertenso».

Según consta en el pedido de detención, el sacerdote abusó de la menor de 11 años «a quien hacía colocar sus manos en los bolsillos de la sotana y sentir su pene erecto, situaciones que acaecía en el patio de la institución y durante los recreos, que provocó un grave daño en la salud mental de la niña».

«Asimismo, y en las habituales ocasiones en las que recibía el sacramento de confesión, corrompió a la menor mediante explicaciones personalísimas sobre cómo masturbarse, realizar sexo oral y mantener relaciones sexuales con acceso carnal con su novio», precisó el fiscal en su escrito.

La mujer que hizo la denuncia contó que el sacerdote empezó a acosarla a los 11 años.

«En invierno, delante de todos, me hacía poner mis manos en los bolsillos de su sotana porque decía que yo tenía las manos frías, y me hacía sentir su erección», relató la joven a Prensa Obrera.

Contó que el sacerdote, durante la confesión, «me preguntaba si sabía masturbarme y como le decía que no, me explicó con sus dedos, sin tocarme, cómo tenía que hacer. Me sugirió que lo hiciera pensando en él y que en la próxima confesión le contara cómo me había sentido».