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La provincia de Buenos Aires cuenta con siete destinos termales activos, una propuesta turística alternativa que no sólo ofrece un alto en la rutina, sino tratamientos naturales para aliviar distintas dolencias, relajarse y disfrutar de la naturaleza.

El más cercano a la ciudad de Buenos Aires, a sólo a 159 kilómetros, se encuentra en el partido de General Belgrano, entre el cruce de la ruta provincial 29 y la 41, a orillas del río Salado.

Las Termas del Salado tienen diez años de antigüedad y sus aguas salinas hidrotermales, ricas en sodio, calcio y sulfatos, invitan a una propuesta terapéutica y recreativa, en armonía con la naturaleza del parque y el paisaje que las rodea.

«El parque termal cuenta con una pileta cubierta y tres semicubiertas con diferentes temperaturas que varían entre los 34 y 40 grados», detalló Martín Neira, responsable de Turismo del municipio, quien destacó que «durante la primavera y el verano se habilitan dos piscinas comunes con agua natural».

El funcionario precisó que las aguas del lugar «son de alta mineralización y fluyen cargadas de sodio, calcio y sulfato» y, además, «son mineromedicinales porque brindan excelentes acciones terapéuticas y efectos favorables para la salud».

El complejo ofrece a quienes lo visitan diferentes servicios: parque acuático, sector de descanso con quinchos, spa, alquiler de batas, fast food, heladerías, baños, duchas y vestuarios.

En Carhué, localidad que en 2014 fue declarada Capital Provincial del Turismo Termal por la Legislatura bonaerense, se encuentra uno de los mayores complejos termales, a 520 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires.

«Es uno de los lagos más sorprendentes del mundo porque su salinidad sólo es comparable con el Mar Muerto», señaló Pablo Ledesma, secretario de Turismo municipal, y explicó que «sus aguas concentran entre 180 y 200 gramos de sal por cada litro y tienen efectos sedativos y son beneficiosas para el bienestar personal».

Cada año arriban al lugar cientos de turistas a disfrutar de los beneficios de los minerales para distintas dolencias físicas, recursos que también son usados por los hoteles en sus piscinas, hidromasajes y spa a manera de servicios a sus huéspedes.

Recientemente, Carhué inauguró el Parque Termal y Lúdico «Mar de Epecuén» construido a orillas del lago y que permite desde sus piscinas observar el paisaje único del lago, flamencos y la puesta del sol, una postal imperdible de la localidad.

En 2017, Lago Epecuén fue escenario del récord mundial Guinness cuando 1.941 personas flotaron allí tomadas de las manos.

Además de las termas, un paseo obligado es llegar hasta la ex Villa Epecuén, que hace más de 30 años, debido al exceso de lluvias y una deficiente planificación hidráulica, quedó bajo agua.

Si bien 10 años después Epecuén resurgió del agua, la hipersalinidad del Lago hizo que las construcciones no pudieran recuperarse y la villa se transformó en un pueblo fantasma, un pueblo en ruinas.

A solo 45 kilómetros de Necochea, se encuentra Médano Blanco con sus Termas del Campo; un parque que ofrece relax entre el bosque y la llanura con la premisa: «Descanso, luego existo».

En este centro termal y recreativo levantado en una estancia de 42 hectáreas de campo y bosque «lo que más se destaca es su casona, hoy ícono de Médano Blanco y declarada de Interés Público y Turístico de la ciudad», señalaron voceros del parque.

Al establecimiento se le añadieron 5 mil metros de infraestructura moderna, donde funcionan dos piscinas termales cubiertas y un spa con numerosos tratamientos; y además cuenta con una piscina externa recreativa y dos hidromasajes al aire libre con agua termal.

«El agua es altamente mineralizada, del tipo salino sulfatada clorurada sódica, ideal para tratar afecciones osteomioarticulares, reumas, artritis, artrosis, cefaleas, migrañas; afecciones respiratorias; cuadros desencadenados por el stress; afecciones de la piel», describieron a esta agencia, y destacaron que el agua termal «emana de forma natural entre 37 y 39 grados de temperatura».

Como complemento ideal del tratamiento, el lugar cuenta con un bosque de pinos y eucaliptus, una nota de naturaleza indispensable para reconfortar cuerpo y espíritu, que rodea a una laguna natural de 18 hectáreas.

El parque termal, que funciona todo el año, cuenta con una propuesta gastronómica y recreativa.

A la vera de la costa bonaerense, camino a Punta Rasa, se encuentra Termas Marinas Park, en la localidad de San Clemente del Tuyú, partido de La Costa.

«Nuestras aguas termales surgen a 55° C, se obtienen por condiciones naturales de extracción, no reciben tratamiento ni manipuleo», señalaron desde la empresa, y destacaron que por sus características físico-químicas se definen como mineromedicinales, hipertermales, de fuerte mineralización, cloruradas, sulfatadas, sódicas, cálcicas y magnésicas.

El agua tiene aroma a sulfatos y la coloración se debe a sus minerales y a los diferentes estados de sus algas.

«A diferencia del agua del mar, tiene tres veces más de sales, cinco veces más de calcio, dos veces más de cloruros y sulfatos, y un PH levemente ácido, que las hace excelentes para el tratamiento de piel y mucosas», añadieron; e indicaron que «los cloruros y sulfatos actúan positivamente en procesos crónicos de las vías respiratorias» y aseguraron que «los sulfatos mejoran las articulaciones en algunas enfermedades crónicas».

En ese sentido, explicaron que «estas aguas varían sus efectos según la temperatura; entre 30° y 34° mejoran la circulación, ente 35° y 37° son sedantes del sistema nervioso, entre 37° y 39° son descontracturantes y estimulan la recuperación de patologías óseas, como secuelas de fracturas, y entre 40° y 41° son útiles en enfermedades crónicas para personas con tolerancia a altas temperaturas».

El lugar cuenta con siete piscinas de distintas profundidades, de las cuales dos son techadas y están unidas a través de pasillos que comunican con la zona de vestuarios, duchas y sanitarios.

En el parque, además, se puede disfrutar de visitas guiadas, clases de aquarelax, circuito aeróbico o también de entretenimientos opcionales como cuadriciclos a pedal, salón de relax y el ascenso al faro San Antonio en un Elevador Panorámico.

El más sureño de los parques termales se encuentra a 110 Kilómetros de Carmen de Patagones y a 128 de Viedma, y se denomina Hotel Termal Los Gauchos.

Las aguas termales de esta región fueron halladas en la década de 1920 cuando se perforaban estos territorios en busca de petróleo.

La zona donde se encuentran las termas se ha construido en un complejo turístico con un lago artificial de dos hectáreas que recibe las aguas salitrosas que se mantienen a 80º de temperatura constantes para satisfacer la demanda de los visitantes y embellecer el paisaje.

El complejo cuenta con un hotel que ofrece baños termales, alojamiento con media pensión y pensión completa, restaurante y espacio apto para acampar.

Las propiedades de las aguas traen alivio para enfermedades como el reumatismo crónico o las enfermedades de la piel.

En la zona, además, se puede disfrutar la costa del Riacho Azul, que nace de la cuenca del río Colorado Inferior, que se divide en importantes canales.

Otra opción interesante se encuentra a 220 kilómetros de suelo porteño, en el Parque Termal de Dolores, ubicado en el partido homónimo, donde existe un centro de esparcimiento de aguas termales saladas y dulces enmarcado en un predio de 44 hectáreas con piletas de recreación y de aguas termales, y algunas poseen cúpula vidriada para generar microclima.

El complejo incluye hoteles, cabañas, un centro comercial de 45 locales, spa, gimnasio, guardería, estacionamiento con seguridad, sector parquizado, baños y vestuarios, lago ornamental.

Las aguas termales son aguas subterráneas que brotan de un manantial, cuyos componentes minerales y temperaturas superiores a la media ambiental tienen propiedades terapéuticas.

Desde el parque aseguran que el «baño en aguas termales incrementa la temperatura del cuerpo, acabando con los gérmenes, entre ellos virus, además incrementa la presión hidrostática del cuerpo, por lo que aumenta la circulación sanguínea y la oxigenación» incremento que, aseguran «contribuye a disolver y eliminar las toxinas del cuerpo».

En el partido de Villarino, ubicado a 714 de la Capital Federal, se puede disfrutar de las Termas de Luro, ubicadas sobre el kilómetros 809 de la ruta nacional 3, donde según la Secretaría de Turismo del municipio, «la Asociación Geológica Argentina indicó que este surgente termal es el más importante del país en su género», lo que le da una importancia turística muy relevante dentro del distrito.

Las aguas fluyen de una profundidad de 967 metros y son extraordinarias por sus efectos preventivos, paliativos, relajantes, reconstituyentes, tonificantes y anti estrés.

Quienes transiten por ruta 3 pueden hospedarse en el hotel que explota las termas como lugar de descanso o bien para relajarse y disfrutar de las aguas termales, el paisaje y el rio.

El complejo hotelero cuenta con spa termal que incluye tres piscinas cubiertas a distinta temperatura, hidromasajes, cascada, estática y sauna hidrotermal; parador al aire libre con cinco piletas termales a diferentes temperaturas, sector de fangoterapia, entre otros servicios como diferentes tipos de masajes, alquiler de bicicletas, caminatas guiadas y acceso privado a la playa del río colorado.

La temperatura del agua es de 74° con gran contenido de sales cloradas cálcicas, magnésicas, ferruginosas y yodo bromuradas, que le otorgan una importante acción terapéutica y ese característico color naranja ladrillo.

La exposición a las Termas de Luro colabora en la mejora de afecciones de la piel, en problemas óseos, también actúan como antialérgica y antibacteriana.

En la provincia de Buenos Aires pronto habrá un nuevo parque termal en el distrito de Tapalqué, por estos días en la etapa final de construcción.