El peligro de la introducción accidental del sapo partero catalán en Madrid
En un episodio clásico de Los Simpsons, titulado “Bart contra Australia”, el joven Bart Simpson introduce accidentalmente un sapo en Australia. Para sorpresa de todos, el animal se reproduce descontroladamente y causa una plaga que devasta los cultivos. Lo que comenzó como una sátira en la pantalla ha encontrado un inquietante paralelo en la realidad española, concretamente en Madrid.
Recientemente, un equipo de investigadores liderado por David Laorden-Romero, de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), y Gregorio Sánchez-Montes, del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), ha documentado la introducción accidental del sapo partero catalán (Alytes almogavarii) en la capital española. Este descubrimiento, publicado en la revista científica Amphibia-Reptilia, confirma la existencia de una población reproductora de esta especie a más de 400 kilómetros de su hábitat natural en el noreste de la península.
El episodio de Los Simpsons tiene una clara referencia al desastre ecológico real que ocurrió en Australia en los años 30, cuando los sapos de caña (Rhinella marina) fueron introducidos para controlar plagas de insectos. Sin embargo, al igual que en la ficción, los sapos se reprodujeron rápidamente y se convirtieron en una amenaza para la biodiversidad local. Lo que parece una exageración cómica en el caso de Bart Simpson, refleja los riesgos reales que supone la introducción accidental de especies en nuevos entornos.
En Madrid, los investigadores descubrieron la presencia de estos sapos parteros en los alrededores de un vivero. Inicialmente se encontraron dos juveniles y tres renacuajos, lo que indicaba que la especie estaba reproduciéndose activamente. Al realizar análisis genéticos, los científicos confirmaron que no se trataba de las especies locales de sapo partero, sino del sapo partero catalán, una especie nativa del noreste de España.
Un culpable inesperado
Tal como ocurrió en el episodio de Los Simpsons, donde un simple error lleva a una plaga masiva, la introducción del sapo partero catalán en Madrid se debió a una vía inesperada: el comercio de plantas ornamentales. En este caso, los sapos probablemente viajaron desde Cataluña ocultos en el sustrato de las plantas o en las macetas. Esta vía de introducción accidental es cada vez más común, y los investigadores han señalado la necesidad de fortalecer los controles en los viveros y en el comercio internacional de plantas.
En el artículo publicado en Amphibia-Reptilia, los autores advierten que la introducción de especies foráneas a través del comercio de plantas ha tenido consecuencias devastadoras en diferentes partes del mundo. Un caso bien conocido es el de las serpientes ibéricas que, a través del comercio de olivos ornamentales, llegaron a las Islas Baleares, donde han causado una disminución drástica de las lagartijas autóctonas, ahora en peligro de extinción.
«El hecho de encontrar larvas y juveniles evidencia que no se trata de una introducción puntual, sino que seguramente se ha producido con la frecuencia suficiente como para que llegue a establecerse un pequeño núcleo reproductor»
«Durante unas prospecciones rutinarias, localizamos dos sapos juveniles y tres renacuajos, todos ellos pertenecientes al género Alytes (sapos parteros), en los aledaños de un vivero. Esto nos llamó la atención, ya que las poblaciones conocidas más cercanas de las dos especies nativas de sapos parteros de la Comunidad de Madrid, el sapo partero común, Alytes obstetricans, y el sapo partero ibérico, Alytes cisternasii, se localizan a más de 10 kilómetros del vivero, lo que supone una distancia considerable para un anfibio. También localizamos un ejemplar de ranita meridional, Hyla meridionalis, cuyas poblaciones nativas más cercanas están a unos 90 km, pero en este caso no detectamos indicios de reproducción» explica David Laorden, de la UAM.
«Al examinar el área una noche, constatamos la presencia de un buen número de sapos parteros machos adultos, cuyos cantos provenían tanto del interior del propio vivero como de los alrededores. Conseguimos localizar varios ejemplares, y, dado que los sapos parteros son especies morfológicamente similares, tomamos fotografías y muestras de tejido con el fin de realizar análisis genéticos e identificar a qué especie pertenecían», relata Carlos Caballero-Díaz, también de la UAM.
¿Qué peligros representa esta «invasión»?
Puede sonarnos todo a chiste y es cierto que los problemas actuales son mínimos, pero no debemos tomarlo a la ligera. Aunque el sapo partero catalán no es una especie peligrosa por sí misma, su introducción en Madrid plantea una serie de problemas para el futuro. Los anfibios son especialmente vulnerables a las invasiones de especies foráneas debido a la posibilidad de competencia con las especies locales, la hibridación y la propagación de enfermedades. La quitriomicosis, una enfermedad fúngica que ha causado el colapso de poblaciones de anfibios en todo el mundo, es una amenaza constante cuando las especies se mueven de un lugar a otro.
Además, los investigadores señalan que la presencia de una población reproductora en Madrid podría significar el inicio de una invasión más amplia. Aunque los controles están siendo reforzados, el riesgo de que los sapos se expandan a otras zonas es real, especialmente si siguen llegando nuevos individuos a través del comercio de plantas.
El paralelismo entre la ficción de Los Simpsons y lo que está ocurriendo en Madrid —salvando las diferencias de magnitud— subraya la necesidad de prevenir la introducción de especies exóticas en nuevos entornos. Al igual que Bart desencadenó una plaga de sapos en Australia sin querer, la introducción accidental de una especie en un ecosistema puede tener consecuencias imprevisibles y devastadoras.
Características del sapo portero catalán
El sapo partero catalán (Alytes almogavarii) es una especie de anfibio perteneciente a la familia Alytidae. Se caracteriza principalmente por su peculiar comportamiento reproductivo, que le otorga su nombre común: los machos llevan los huevos enroscados alrededor de sus patas traseras hasta que están listos para eclosionar. Este rasgo es compartido con otras especies del género Alytes. Los sapos parteros catalanes son pequeños, con un cuerpo robusto y piel rugosa. Su coloración varía del gris al marrón con manchas oscuras, lo que les proporciona un buen camuflaje en su hábitat natural, que incluye zonas montañosas, bosques y áreas pedregosas del noreste de la península ibérica.
Una de las características más importantes de Alytes almogavarii es su adaptación a climas mediterráneos. Estos sapos suelen habitar áreas cercanas a cuerpos de agua, donde depositan sus larvas (renacuajos), que requieren un entorno acuático para su desarrollo. Su distribución geográfica está limitada a Cataluña y zonas adyacentes, pero ha demostrado una capacidad sorprendente para establecerse en nuevos territorios, como se ha visto con su introducción accidental en Madrid. Esta especie se encuentra en relativo buen estado de conservación en su área de distribución nativa, pero la expansión a nuevos hábitats podría tener implicaciones ecológicas significativas.
Referencias
– Laorden-Romero, D., Caballero-Díaz, C., Sánchez-Montes, G., Ambu, J., Dufresnes, C., & Martínez-Solano, Í. (2024). Alien amphibian introductions via the plant trade: A breeding population of the Catalonian midwife toad (Alytes almogavarii) in Central Spain. Amphibia-Reptilia, 45, 357-363.